Masacres de la selva ricardo falla pdf


















Algunos grupo, en cambio, s se portaran obstinados. La poblacin de Cuarto Pueblo no estaba unida ideolgicamente, como lo supuso el ejrcito, y haba grupos que, si saban que alguna forma una orientacin provena de la guerrilla, entonces se ponan en contra de ella.

Esa fue la actitud de los carismticos de esta cooperativa no de todas- y por eso no hicieron caso al aviso, aunque este fuera comunicado por un parcelista vecino.

Esta actitud fue arropada con argumentos religiosos. En el centro La Nueva Concepcin, los que murieron fueron vctima de esta manera de pensar y de reaccionar. Recuerda el testigo principal, el Jakalteko de la Nueva Concepcin, que uno de los masacrados, Martn Ramrez lleg donde Chico a decirle que no saliera de la casa. Martn Ramrez tenia tarjeta del partido y se senta seguro con ese papel.

Sin embargo, tambin l sinti la necesidad de estar acompaando y por eso fue a visitar a su vecino, Francisco Vargas chico , para convencerlo de que no abandonara la casa, no fuera que el testigo principal lo hubiera convencido. Ambos tambin eran carismticos. Era un reconocimiento instintivo para definir los lmites social de la comunidad y para poder reidentificarse l mismo en ese mundo distinto semidestruidos que quedaba despus de la catstrofe del da anterior.

Pero tambin llevaba el testigo la urgencia interna por saber quien haba tenido razn, si los que se quedaron en sus casas o los que, con tanta molestia, haban salido a la montaa. El testigo iba por eso, enojado, pensando que a lo mejor el emelianista Martn estaba tranquilo en su casa, comiendo caliente, mientras l andaba en la montaa pasando hambre y penalidades: estoy enojado por el Martn, a lo mejor l est comiendo bien y yo estoy sufriendo.

Recordemos que l no haba visto que Martn lo hubiera capturado el ejrcito, ni tampoco que lo hubiera quemado en su casa vaca, aunque el testigo s saba que su propia casa haba sido quemado por el ejrcito y por eso se enojaba al imaginarse que las de los carismticos estaban en pie.

Cerco sorpresivo y violento. Sus sueos lo mand a ser testigos, lo mand a ver las cosas impensadas que iban a suceder all, aunque en ese momento l no cayera en la cuenta de lo que le esperaba. Y aunque el sueo no era un mandato, sino una invitacin, lo empuj a caminar, a pesar de que su mujer lo disuada. Fue a ser testigo para contar a un amigo lo que estaba pasando y, parece, para precaverlo.

Pero esa situacin concreta conllevaba una misin ms amplia. Entonces la mujer se ech a llorar, al recordar en su narracin al mirarlo. Record la oracin que hizo ella pidiendo salvacin mientras asezaba con la boca sin saliva en la mitad de la carrera: Estamos pensando, Dios mo, Jesucristo! Tal vez vamos a salvar! Ya est seco mi boca por el susto. Lunes: el teniente argumenta la masacre. Cuando amanece el lunes, mucha gente ha sido ya masacrada pero no toda, la vez ni siquiera la mayora.

Entonces el teniente tuvo un discurso para animar a los soldados a acabar con la poblacin. El testigo principal, escondido bajo el tronco y con la cara hinchada por los piquetes de hormigas, tuvo mucho de lo que dijo. Los temas son de mucho inters, puesto que nos dan el plan del ejrcito y sus intenciones. Y al testigo se le grabaron, porque le ayudaron a entender lo que sucedi y a explicarlo a otros. Por eso repiti varias veces en la entrevista el discurso del teniente.

Recorrido terrible por el pueblo desierto El ejrcito sali el 23 de marzo y el pueblo qued desierto, como lo encontraran los primeros que convergen al lugar. Oigamos el testimonio de un parcelista kaqchikel que va asombrando recorriendo los lugares de quemazn: ya no hay ejrcito, ya puro muerto hay.

Ya slo pedacitos de muerto se ven No dejaron algn muerto tirado? Los preguntamos. Y otro lugar es una capilla tanteamos que all qued como gentes. Ellos los evanglicos estn reunidos con sus aparatos cuando entra el ejrcito. Tambin los catlicos, los carismticos estaban reunidos, pero donde ellos estaban no hay pedazos de huesos. Particularmente dramtica es la situacin de los hurfanos, cuyos padres ya nunca volvieron.

Hurfanos y primeros grupos en la montaa Algunos hombres recorrieron las casas en las parcelas para sacar a los sobrevivientes a la montaa. Lo hicieron por propia iniciativa. Consideraban que el ejrcito podra extender su poltica de tierra arrasada del pueblo a los alrededores en los centros. Pasamos a avisar que salga la gente, que saquen su maz, porque los ejrcitos van a quemar las cosas.

Llegamos a una casa y estn tres nios de 7, 8 aos. Salieron corriendo cuando nos vieron. Fuimos de tras de ellos. Tenan miedo. Pensaban que somos ejrcito. Les preguntamos donde se fue el pap y la mam se fueron al mercado, se fueron a la iglesia dicen. Dijimos que ya no van a entrar de regreso a la casa, porque los ejrcitos ya los terminaron.

Les dijimos que pueden ir con un viudo que estaba en su casa. Tambin ellos estructuraran su vida en formas de organizacin social nuevas nuevas, cuya base fundamental era la solidaridad. La hospitalidad de los sobrevivientes bajo la montaa se repite aqu entre los campesinos de Mxico, que desde antes loes daban trabajo a los parcelistas. Ante el sufrimiento del testigo, el mexicano establece una relacin distinta a la del patrono y le da posada sin exigirle nada.

Los muertos En este, presentaremos el nmero de las personas masacradas en Cuarto Pueblo: No hemos querido dejarla en un apndice, sino que la ubicamos en el centro del libro, para que el lector palpe la extensin de la masacre al pasar pgina tras pgina.

Tambin queremos ser meticulosos en la cita de las fuentes, porque cada nombre es una persona, y tanto los muertos como los parientes vivos nos merecen un respeto muy grande. Para evitar posibles repeticiones tratamos de obtener la informacin sobre las edades, procedencias y parentescos. As pudimos eliminar en algn caso nombres repetidos. Otro rasgo es que en comparacin, por ejemplo, con la de San Francisco, aqu murieron menos nios en proporcin al nmero de masacrados.

El avance de la ofensiva de tierra arrasada habra de dibujar en el mapa una gran Z incompleta al revs. Somos un ejrcito distinto: no matamos. Seguiremos al ejrcito en ese recorrido, desde que sale de cuarto pueblo hasta que llega a Xalbal. Lo peculiar de este recorrido es que el ejrcito no comete masacres ni en los ngeles en el camino de los ngeles, los soldados capturan a campesinos descuidados que no se han alejado de las casas de sus parcelas y, con ellos y otros, los oficiales hicieron una reunin esclarecedora de la pregunta que planteamos.

Pero a Lucas ya lo sacamos. Este es el ejrcito del Ros Montt. Ya no matamos gente. Intento de organizar una aldea estratgica En vez de masacrar, los oficiales intentaron organizar una aldea estratgica con patrullas civiles. La aldea fracasara, puesto que el ejrcito no volvera sino hasta tres meses despus al rea de los ngeles, y la poblacin organizada por el ejrcito estaba muy lejos de su control. Los lineamientos del proceso de formacin de esa aldea estratgica fueron los siguientes.

Se junt a la poblacin dispersa en el centro del poblado, donde deba quedarse a vivir. Se pretenda de esta manera controlarla. Si el acto mismo de juntar a la gente poda tener dos momentos, el de persuasin o el de miedo, aqu se reuni a la poblacin a base del miedo, porque se la captur en las casas o caminos de las parcelas o se la forz a llegar al pueblo con la amenaza de matar a familiares ntimos ya capturados, mujeres y nios, o matar a vecinos, cuya vida dependa de que otros se acercaran.

La primera fue el domingo de elecciones, 7 de marzo, desde Kaibil por el centro de Cuchilla, al sur del poblado, en busca, parece, de personas huidas de ese parcelamiento. En ese centro mat el ejrcito a Petrona Ramrez. Y la guardia que hacia En todos estos relatos, la guerrilla ha estado ausente. La pregunta se puede plantear: por qu no defendi a la poblacin para que el ejrcito no la masacrara? Nos parece que la respuesta es sencilla.

No tena la fuerza necesaria para contener al ejrcito. Por eso, casi no se oye acciones militares. Quemas de ms gente 1 de abril El siguiente da, 1 de abril, fue un da trgico. Los acontecimientos de este da pueden ordenarse esquemticamente de la siguiente manera. Falla describes himself as someone who always carried pen and paper wrapped in a plastic bag to protect them from the rain as well as his own sweat, during those years.

Those were the key materials with which he ensured that those details, which would later become crucially important clues that would make it possible to interpret an entire situation, would survive memory loss. That was the raw material that he would transcribe in his notebooks when he found the time to do so, pieces of information that were incredibly valuable in a context of vulnerability and persecution.

It can hurt you and many others. Using a tape recorder, under those circumstances, was unthinkable, as it entailed breaching security measures and it was impossible for practical reasons as it would have required too many cassettes and batteries.

People hardly had any work to do. My goal as an anthropologist is to work with the material I gather from fieldwork and then ask myself which theory I can use to explain that material and make it coherent. Of course, the theory might not have had a solid basis. A lot depends on your initial intuition the first time you do fieldwork, you could say it depends on the pre-theory. The balance between giving stories their own space and applying theory correctly is never easy to achieve.

Falla is a great anthropologist. His books are also a fundamental reference for those who wish to produce ethnography in the context of violence. It is said that whoever wishes to understand human suffering must share it. Ricardo has made this very clear throughout his life. Acknowledgement Translated by Louisa Reynolds.

Author Information Manolo E. He is a member of the National Mexican System of Researchers. This is an open-access article distributed under the terms of the Creative Commons Attribution 4.

Related Papers Perpetrators: specialization, willingness, group pressure and incentives. Lessons from the Guatemalan acts of genocide By Manolo E. Memorias del genocidio. Guatemala: masacre, aniquilamiento y sobrevivencia. Toda la gente estaba reunida en la iglesia del Pueblo Nuevo. Guillermo Woods llegara en su avioneta para celebrar la misa. Woods, desde Guatemala, pregunto por el tiempo y le contestaron que estaba normal. Salieron corriendo cuando nos vieron.

Pensamos por ella: de plano la mataron. Profesor de las universidades de los jesuitas en Guatemala, El Salvador, Nicaragua y de la estatal de Guatemala. Entre sus obras estn la editada por la Universidad estatal de Guatemala, Rebelde y la editada por la UCA de El Salvador, muerte que nos hace vivir La obra de la selva, ha sido editada por la USAC, con un tiraje de dos mil ejemplares.

Comprende pginas de texto y un apndice fotogrfico. Geogrficamente el autor centra su "denuncia" as califica su obra en la regin selvtica del Ixcn, situada en el departamento del Quich, que colinda con los departamentos de Huehuetenango, Totonicapn, Baja Verapaz, Alta Verapaz, Petn y la frontera con Mxico. La cabecera departamental es Santa Cruz del Quich. Regin montaosa, selvtica, de muy difcil acceso y trnsito.

Su aislamiento de siglos apenas ha disminuido con la inmigracin de campesinos en las ltimas dcadas. Los pobladores son los descendientes de los diferentes grupos tnicos asentados ah desde la poca de la decadencia maya. Poseedores de una gran tradicin, rica en los valores de lo sagrado de la vida, de la familia, de la tierra, de la propiedad, han vivido dispersos y aislados.

La labor de evangelizacin ha sido ardua. El olvido por parte de la autoridad civil, ha sido de siempre. Con ms precisin, el rea geogrfica delimitada por el autor es la regin de Ixcn, desde el ro Chixoy, lmite entre los departamentos de Quich y Alta Verapaz, hasta pasado el ro Ixcn.

Ixcn propiamente dicho es una aldea constituida como municipio del Quich en agosto de Cronolgicamente el autor circunscribe su denuncia a "un periodo pequeo de historia que es el foco del libro" p. Toda la gente estaba reunida en la iglesia del Pueblo Nuevo. Era un da sbado y esperaban que el P. Guillermo Woods llegara en su avioneta para celebrar la misa.

Woods, desde Guatemala, pregunto por el tiempo y le contestaron que estaba normal. Pero pas la hora y no llegaba, pas la hora. Por fin, a las dos de la tarde se comunicaron con nosotros de la casa central y nos preguntaron si el padre haba entrado al Ixcn porque se saba que se haba accidentado una camioneta. Fue al otro da cuando se escucho que se haba accidentado al norte de las cumbres de los Cuchumatanes, todos los testigos del Ixcn acusan al ejercito de haberlo bajado. Estimamos que deben haber sido unos 50 casos aunque no tenemos documentacin ms que de los Como pas con algunos.

Alejandro Velsquez, fue secuestrado en la casa de su parcela de Los ngeles el 28 de abril de por la noche.



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